Cuánto más oren los corazones, más se irá la guerra...

del blog de p. Livio - Radio María Italia

20 de Abril - Año del Señor 2022


Queridos amigos,

el mundo está llenando sus arsenales con bombas cada vez más mortíferas y ninguno de los "grandes" de la tierra parece tener fuerzas para detener la carrera, para poder reflexionar sobre las inevitables consecuencias.

La posibilidad de la destrucción de la humanidad nos fue revelada por primera vez por la Reina de la Paz, cuando dijo dos veces que Satanás quiere destruir nuestras vidas y el planeta en el que vivimos.

Fue evocado por todos los Papas, desde el Papa Juan en adelante. El Papa Francisco quien lo ha mencionado varias veces en los últimos días como una eventualidad amenazante.

Nunca había sucedido, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, que el uso de armas atómicas "tácticas" no solo fuera amenazado con palabras, sino incluido en una posible escalada de la guerra.

Es claro que la situación es del mayor peligro y, desde el punto de vista humano, podríamos decir que es "desesperada", porque el odio y el orgullo que animan los corazones los vuelve ciegos y completamente sujetos al tentador.

En esta situación, parece que no tenemos salida alguna y casi nos rindamos al inevitable: es decir, el fin de la humanidad y de la vida en la tierra.

Parece absurdo pensar que todo lo que el hombre ha construido a lo largo de la historia se destruya en unos minutos convirtiendose en un montón de cenizas.

Hay una inmensa tristeza ante la posibilidad de que todos los logros de la humanidad en todos los campos queden en nada, como si nunca hubieran existido. En unos instantes podremos quedarnos sin pasado y sin futuro, pero sobre todo sin presente.

La Reina de la Paz nos ha dicho, desde el comienzo de sus apariciones, que la humanidad está al borde de un abismo. Ella tiene, ante sus ojos, lo que los hombres piensan y hacen. Ella conoce nuestros planes, que el tentador nos inspira.

Por lo tanto, reiteró que “la humanidad se encuentra en una encrucijada”. Es la encrucijada de la vida y la muerte, ante la cual no se debe dudar. Sin embargo, la guerra, que sacude al mundo, indica que la carrera hacia el abismo ha comenzado.

Nuestra Señora ya ha tomado medidas en el tiempo de su presencia para salvarnos de situaciones desesperadas e ya ha impedido varias veces que satanás dé el golpe fatal.

Lo hizo con nuestra ayuda, llamándonos a la conversión, a la oración y al ayuno, para poder obtener cualquier milagro de Dios.

Dios quiere salvar al mundo y darnos un tiempo de paz porque nos ama y ha invitado a María a realizar un plan de victoria y salvación.

Nosotros, que hemos respondido a su llamado, somos decisivos para la realización de su plan. Nos pide, ahora más que nunca, que seamos fieles, oremos, amemos y demos testimonio.

Todos podemos hacerlo, hasta los niños y los ancianos, hasta los enfermos y hasta los presos. Cuanto más oran los corazones, más se irá la guerra.

Solo Dios es Omnipotente.

La de satanás y de sus seguidores es una fuerza falsa.

Vuestro padre Livio